LAS RAICES DE LA EMPATIA

Es el “sentir dentro”, es el tener la capacidad de percibir la experiencia subjetiva del otro. Esta tiene sus raíces prácticamente desde que se nace.

Los alexitimicos no tienen idea de sus propios sentimientos, son sordos emocionalmente, se sienten desconcertados cuando otras personas les expresan los suyos. Esta incapacidad es un déficit importante de la inteligencia emocional y un trágico fracaso en lo que significa ser humano.
Así como la mente racional se expresa por medio de palabras, la expresión de las emociones no es verbal. Sino con otras señales, tono de voz, ademanes, expresión facial, u otros canales no verbales. Estas habilidades que nos permitan hacer esto bien o mal también son aprendidas de forma tacita.
Dijimos que la empatía tienen sus raíces desde que nacemos, por lo que se modela al ver como reaccionan los demás cuando alguien esta afligido, al imitar lo que ven, los niños desarrollan un repertorio de respuesta empáticas.
Cuando el niño sabe que sus emociones son recibidas con empatía, aceptadas y correspondidas genera una SINTONIA, que se da de manera como parte del ritmo de la relación. Estas pequeñas sintonías entre el bebe y su madre le generan al bebe la tranquilidad de que esta emocionalmente comunicado, a su vez el acto amoroso es, en el mejor de los casos, un acto de empatía mutua.
El niño comienza a desarrollar la idea de que otras personas pueden compartir y compartirán sus sentimientos a partir de los 8 meses de edad, la ausencia de esta sintonía genera un enorme perjuicio emocional. Esta negligencia emocional entorpece la empatía, aunque esta se remodelan constantemente con relaciones reparadoras (amigos, parientes), es decir que es posible corregirse más tarde ya que es un proceso que se desarrolla a lo largo de toda la vida.
A su vez se produce un resultado paradójico a partir del abuso emocional intenso y sostenido, incluidas las humillaciones, amenazas o la mezquindad, donde los niños se vuelven hiper alertas a las emociones de quienes los rodean.
El cerebro está diseñado desde un principio para responder a expresiones emocionales especificas, es decir que la empatía es algo que proporciona la biología. Las regiones donde se concentran las neuronas especificas de las emociones son las que tienen conexión más directa con la amígdala; la interpretación de las emociones incluye el circuito amígdala-cortical, que juega un papel clave en la orquestación de las respuestas adecuadas. La empatía exige calma y sensibilidad para que las señales de los sentimientos de otras personas puedan ser recibidas e imitadas por el propio cerebro emocional.
Existe un vínculo entre empatía y preocupación: el dolor del otro en carne propia, sentir el dolor de otro es preocuparse. La actitud empática interviene en todos los juicios morales.
La falta de empatía es un común denominador entre violadores, abusadores de niños y diversos actores de violencia familiar, que son incapaces se sentir los sentimientos ajenos.
La supresión de la empatía es casi siempre parte de un ciclo emocional, que comienza cuando el abusador se siente perturbado, furioso, deprimido, solitario. A continuación busca su fantasía favorita, en este caso la amistad de un niño, esta fantasía se vuelve sexual con la consiguiente masturbación que le brinda un alivio fugaz. al volver el sentimiento de soledad y depresión más acentuados piensa en convertir su fantasía en realidad. En este punto ya carece de empatía por lo que el niño real sentirá en esa situación.
Los psicópatas se destacan por ser encantadores y al mismo tiempo carente de remordimientos por los actos crueles y despiadados que son capaces de cometer. Están dispuestos a decir o hacer cualquier cosa para conseguir lo que quieren y manipulan las emociones de sus víctimas. Tienen una comprensión superficial de las emociones, esto es debido a una pauta fisiológica que es una irregularidad en el funcionamiento de la amígdala y los circuitos relacionados.
Los esposos violentos adoptan esta conducta en un estado totalmente frio y calculador, en lugar de hacerlo dominados por la ira.
Al aumentar la ira el ritmo cardiaco disminuye, fisiológicamente se están volviendo más serenos, aunque su actitud es más beligerante y abusiva. Su violencia parece ser calculada como si fuera un acto terrorista. Esta fría manipulación y ausencia de empatía parece surgir de defectos nerviosos.
