El temperamento no es el destino
Hasta ahora hemos visto las posibles modificaciones de los estados emocionales que han sido aprendidas y ahora veremos aquellas que nos fueron heredadas genéticamente.
El temperamento puede ser definido en función del humor que tipifica nuestra vida emocional, nos es dado desde el nacimiento, forma parte de una loterÃa genética y tiene mucha importancia en el desarrollo de la vida.
Podemos establecer 4 tipos de temperamento:
1-TIMIDEZ 2-AUDACIA 3-OPTIMISTA 4-MELANCOLICO
Cada uno se debe a una actividad cerebral diferente. Es decir que depende de cómo se disparan las emociones, cuanto duran y la intensidad de las mismas.
El temperamento va desde la audacia a la timidez.
Los niños tÃmidos parecen tener un circuito nervioso que los hace más sensibles, su corazón late más rápido frente a situaciones nuevas o extrañas.

Tienden a pasar por la vida con mas temores, preocupaciones y sentimientos de culpabilidad y a sufrir más problemas con el estrés, como migrañas, intestino irritable y otros problemas estomacales.
Las personas propensas al temor nacen con una neuroquÃmica fácilmente excitable, y por eso evitan lo desconocido, se alejan de la incertidumbre y padecen ansiedad.
En cambio aquellos que tienen un umbral mucho más alto para la excitación de la amÃgdala son mas sociables, se atemorizan menos y sienten deseos de explorar nuevos lugares y conocer gente nueva.
Por naturaleza, las emociones de algunas perdonas parecen dirigirse hacia el polo positivo, optimista y tolerante y el de otras hacia la melancolÃa. Esto parece estar relacionada a la actividad de las aéreas pre frontales derechos e izquierdos (polos del cerebro emocional).
Aquellas que tienen mayor actividad en el lóbulo frontal izquierdo son de temperamento alegre; les encanta las personas y lo que la vida les depara y se reponen de los problemas con más facilidad.
Pero aquellos que desarrollan una mayor actividad en el lóbulo frontal derecho son propensas a la negatividad y al mal humor y quedan desconcertadas por las dificultades de la vida, no pueden superar sus preocupaciones terminando en depresión.
Por lo que vemos por el temperamento estamos preparados para responder en la vida de forma positiva o negativa, pero esto no es necesariamente que sea asÃ, ya que las lecciones emocionales de la infancia tienen un alto impacto sobre el temperamento; ampliando o amortiguando una predisposición innata.
La gran plasticidad del cerebro en los primeros años de vida genera que las experiencias vividas en ese momento tengan un impacto duradero en la creación de las sendas nerviosas para el resto de la vida.
La amÃgdala demasiado excitable puede ser domada, la diferencia está en las lecciones emocionales y las respuestas que los niños aprenden a medida que crecen. A lo largo de la vida el cerebro sigue modelándose, pero en la niñez es cuando más afectado se ve a los cambios. Ya que los niños nacen con mas neuronas de las que son necesarias, y va perdiendo las conexiones neuronales menos utilizables y fortalece los circuitos sinápticos más utilizados. Este proceso es constante y rápido. La experiencia esculpe al cerebro.
La psicoterapia, (es decir, el re aprendizaje emocional) aparece como algo apropiado para la forma en que la experiencia puede cambiar las pautas emocionales y al mismo tiempo modelar el cerebro.
Los hábitos del manejo emocional que se repite una y otra vez durante la infancia y adolescencia ayudan a modelar el circuito cerebral, por lo que esta etapa es crucial para instalar un enrejado sináptico optimo ya que el mismo es muy difÃcil de modificar en los años posteriores.
Una de las lecciones básicas es saber como calmarse uno mismo cuando se está alterado, esto se logra cuando al niño a través de diversos episodios se lo consolaba por lo que se estarÃa desarrollando las conexiones del circuito para controlar su aflicción y asà podrá calmarse, ya que el cerebro podrá ofrecerle herramientas.
Otro circuito clave se centra en el nervio vago, que regula un extremo del corazón y de otras partes del cuerpo, como también a la amÃgdala. Los padres modifican el tono del nervio vago hablando con ellos de sus sentimientos y entenderlos, no mostrándose crÃticos, resolviendo problemas relacionados a sus emociones.
Es evidente que las habilidades claves de la inteligencia emocional se aprenden durante la infancia y que este es el periodo oportuno para ayudarlos a adoptar hábitos emocionales beneficiosos
Por lo que deberÃamos dar a los niños en primer lugar la educación y guÃa que cultiva las habilidades emocionales esenciales.
